LA SALIDA DEL ESTANDARTE:
UN "PENOSO" PERO GRATIFICANTE HONOR.
Fotografías: Archivo Hdad. de "La Borriquita". Archivo particular.
A punto de concluir la Semana Santa, una de las costumbres o tradiciones más arraigadas en nuestras Hermandades (que hoy solo conservan la de Ntro. Padre
Jesús Nazareno y la de Ntra. Señora de los Dolores) era invitar a personas
especialmente conocidas de la localidad y vinculadas a las Cofradías, muchas de
ellas poseedoras de un nivel económico o estatus social, en general, de cierta
importancia, para que portaran el Estandarte y las insignias de la Hermandad durante el
recorrido procesional. Estas personas, obligadas por tal honor, se comprometían
a salir, días más tarde, por las calles de la localidad para solicitar casa por
casa un donativo para la
Cofradía; donativo en el que ellos también participaban
aportando una importante limosna que solía ser proporcional a la categoría
económica o social del invitado, con la cual se ayuda económicamente a la corporación, bien con una aportación en metálico o con la donación de algún enser que permita acrecentar su patrimonio artístico o el ajuar de sus imágenes.
Tal honor suponía también, además del sacrificio económico, tener que salir por las calles de la localidad, una vez finalizada la Semana Santa, visitando domicilios particulares y establecimientos comerciales e industriales, en solicitud de la correspondiente limosna que acrecentara el caudal de la Hermandad.
Antes eran los propios "estandarteros" los que realizaban las visitas, ahora, en estos tiempos, son los miembros de la Junta de Gobierno y sus ayudantes los que realizan esta labor, como tenemos ocasión de contemplar durante estos días por nuestras calles. Tarea que no es fácil y que requiere un especial espíritu de sacrificio y entrega, que es bien recompensada por la buena colaboración, en general, de nuestros vecinos, fundamental para el sostenimiento de las Hermandades y Cofradías.
Sirvan estas lineas como un pequeño homenaje a estas personas, aportando el poema que en su día dedicó el que fuera médico de la localidad D. Francisco Espinosa Crespo, cuyo nombre ostenta la principal avenida de La Puebla de Cazalla, rotulada por el Ayuntamiento en su honor.
D. Francisco Espinosa Crespo fué medico. Nació el 12 de febrero de 1906 en la localidad granadida de Güeja Sierra (Granada), y residió en La Puebla de Cazalla hasta su fallecimiento. Casado con Dª María Luisa Rodríguez Romero, ejerció la medicina en Almedinilla (Córdoba) entre el 10 de enero de 1931 y el 14 de septiembre de 1939; en Aguadulce (Sevilla), desde septiembre de 1939 a enero de 1941; en Arriate (Málaga), desde el 4 de enero de 1941 al 28 de febrero de 1945. Ejerció la medicina en La Puebla de Cazalla, y ocupó la plaza de médico de asistencia pública domiciliaria en el Ayuntamiento, de la que tomó posesión el 11 de diciembre de 1946 hasta su fallecimiento, acaecido el 24 de noviembre de 1966.
El Dr. Espinosa Crespo fue el propietario de la vivienda de la calle Mesones nº 46 en la que residió y cuyo solar ocupa hoy la Casa de la Hermandad de "La Borriquita", la primera Casa de Hermandad de La Puebla de Cazalla que fue adquirida en 1973, y portó el Estandarte de diversas hermandades de la localidad.
Con un gran sentido el humor describe certeramente lo que se siente y lo que se vive cuando se ostenta el honor de portar el Estandarte de una Hermandad de La Puebla de Cazalla.
COFRADIERA
Se diga lo que se
diga
¡pesa mucho el
estandarte!
Con su barrón
niquelado,
con su bordado “en
realce”,
con su escudo y sus
cordones
y su cruz en el
remate…
Con su madrugón “de
aupa”,
su aguardiente y su
“empapante”.
Con sus sendos
“besamanos”
invitando
acompañantes.
Con su desfilar al
paso
por plazuelas y por
calles.
Con su cansancio y
“sequía”
con su “refresco”
abundante,
también -¡Ay!- la
regalía
que el llevarlo ha de
costarte.
Con “la media en las
agujas”
con tanto y tanto
“moyate”….
Y luego… ¡a pedir por
Dios!
empuñando el blanco
sable:
¡Sablazo a los
taberneros…!
¡Sablazo a los
comerciantes…!
¡Sablazo puerta por
puerta…!
¡Sablazo por todas
partes…!
¡Sablazo…con “cara
dura”…!
¡Sablazo… y ¡Dios se
lo pague!
Se diga lo que se
diga
¡pesa mucho un
estandarte…”
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